En la actualidad, las empresas viven una competencia más feroz que nunca en la historia de los negocios, no sólo porque los clientes están más informados que antes, sino porque también hay más negocios en otras regiones, estados, países y hasta continentes que compiten por el mismo consumidor.
Por esa razón las empresas deben buscar la forma de ser más competitivas, más productivas, eficientes y sobre todo rentables. Sin embargo, en la búsqueda de estos objetivos, la mayoría de las empresas llevan a cabo las mismas estrategias (muchas de ellas no arreglan los problemas de raíz) y tal vez por eso no se logran cumplir los objetivos deseados. Muchas organizaciones no le dan importancia al servicio al cliente interno que tenemos y que – definitivamente – puede ayudar de forma significativa y duradera para lograr sobrevivir en el mundo más competido de la historia. Llamamos cliente interno a toda persona o proceso que utiliza los resultados de nuestro trabajo para poder realizar el suyo. Cuando los proveedores no entregan un servicio interno con la calidad necesaria, toda la organización padece las consecuencias que genera a su paso y que ponen en peligro su competitividad. Los 7 problemas principales que ocasiona un servicio interno deficiente son:
PERDER VENTAS Y CLIENTES EXTERNOS. Post: 10-razones-por-las-que-tus-clientes-no-regresan-parte-1.html. Post: como-brindar-un-excelente-servicio-en-3-pasos.html Post : 3-estrategias-sencillas-para-recuperar-mas-clientes-hoy-mismo.html Para las empresas éste es uno de los dolores de cabeza más importantes que les genera. Por supuesto que si de forma interna, los clientes no reciben un servicio al cliente adecuado, difícilmente el cliente final pueda recibir uno de calidad o de excelencia. Debido a que - para entregar un producto/servicio a un cliente o para solucionarle una solicitud o reclamación – los empleados que atienden a los clientes finales no pueden hacer las cosas de forma aislada, sino que requieren del apoyo de compañeros de otras áreas, es prácticamente imposible que logren su cometido. Al no recibir el apoyo solicitado, el personal que atiende a los clientes externos puede no ofrecer lo necesario para dejarlo satisfecho, y pone en peligro la venta actual en primera instancia (que es algo malo por supuesto), pero también corremos el riesgo de perder al cliente (lo cual es aún peor). Déjeme explicarlo con tres ejemplos distintos: A) Usted tiene un restaurante, y el mesero que atiende al cliente o comensal toma la orden correctamente sobre lo que solicita para comer la pareja que está sentada en la mesa. Si el mesero solicita al chef un corte de carne cocido a término medio y le pide que cambie la guarnición de papa al horno a papas fritas, pero el chef (o alguien más que trabaje en la cocina) lo pasa por alto o no lo lee, seguro entregará un platillo que no cumplirá las expectativas del consumidor en cuestión. ¿Qué puede pasar en este caso? El cliente molesto puede regresar el platillo porque no está cocinado como solicitó, y – si no tiene prisa – tal vez decida que puede quedarse en el restaurante a esperar a que vuelvan a prepararlo, pero si tiene prisa porque es día de trabajo (sólo tiene una hora para comer) y no puede esperar. ¿Se irá el cliente sin comer? A eso me refiero con que puede perder la venta, porque no puede cobrarle al cliente si usted fue el que falló ¿cierto? Perder 15 dólares le dolería seguro a cualquier dueño de negocio. Pero tal vez el problema podría ser peor aún: el cliente puede decidir que – de hoy en adelante – comerá los días laborales en otro restaurante y perderás 100 dólares al mes o más. ¿Perder a un cliente provocaría un dolor de cabeza? Y puede haber un escenario aún peor, el cliente le podría decir a todos sus compañeros de trabajo que no vayan a acudir a comer en ese restaurante porque se equivocan con lo que pides. ¿Le preocuparía más aún? B) Usted es dueño de una fábrica de insumos para la industria automotriz (balatas, tornillos, sensores, cables, limpiadores de parabrisas, escapes, baleros,etc.) y usted recibe un pedido mensual de uno de sus clientes más importantes por 6,000 unidades de su producto.(para entregar 200 unidades diarias). El vendedor que atiende al cliente automotriz regresa a la fábrica y elabora un pedido interno del producto solicitado, de modo que eso requerirá que se emita una orden de producción y las órdenes de compra para los insumos requeridos para fabricar. (Note que varias personas intervienen en este proceso). Sin embargo, si el encargado del área de compras (debido a la excesiva carga de trabajo, por determinar que tenía otras prioridades, por descuido o por error humano) no elabora la orden de compra sobre los componentes que se requieren para fabricar el producto solicitado y no llega la materia prima. ¿Qué ocurrirá? Si -cuando es día de fabricar una parte del producto solicitado – el área de producción no recibe los insumos solicitados, será necesario detener la producción o fabricar un producto distinto. Pero cuando el jefe de producción reclame a compras la falta de insumos (mal servicio interno) ya no habrá manera de entregar a tiempo. Aunque en ese momento compras pida urgentemente los insumos, difícilmente podrán entregarle el mismo día. ¿Cuántos días podrá dejar de fabricar el producto y enviarlo a su cliente? Un día, 3 días, una semana. ¿Perder la venta de una semana (1,400 unidades) le preocuparía? ¿Y si fueran las 6,000 piezas? Algunos clientes se molestan tanto que pueden cancelar el pedido completo. ¿Y si lo califican como mal proveedor y le deja de comprar el cliente automotriz los 10 productos diferentes que le vendía durante el año? Note por favor que – en este caso – hablamos de que nos damos cuenta de la falta de materia prima el día que lo debíamos fabricar; pero hemos observado organizaciones donde no se dice nada. Producción sigue fabricando otra cosa y no nos enteramos hasta que se debe entregar al cliente final, lo cual es peor todavía. Además, nos hace perder más ventas y nos da un menor margen de solucionarlo antes de que se enoje el cliente lo suficiente como para no querer comprarnos nuevamente. ¿Sigue pensando que no es grave? C) Imagine que usted tiene una cadena de zapaterías con 10 sucursales y que está a punto de surtir el pedido de producto para la temporada de regreso a clases: Estima vender 2 mil piezas por sucursal, así que solicita a su proveedor estrella los 20 mil pares para la temporada en cuestión. Esta vez, el encargado de compras hace perfectamente su trabajo y solicita al proveedor el producto acordado, para que lo entreguen la siguiente semana (antes de que inicie la temporada de compras). El proveedor acuerda entregarlo el día martes, por lo que el comprador está tranquilo por el tiempo de respuesta. Todo parece ir bien, pero resulta que el encargado de la tesorería no realiza el pago semanal al proveedor estrella por pedidos surtidos con anterioridad. Lo peor de todo, es que no le avisa a nadie en la empresa (algo que sucede muy a menudo) y el proveedor mencionado detiene el surtido del nuevo pedido. El día martes cuándo no llega la entrega de los 20 mil pares de zapatos, el jefe de compras se preocupa y llama urgentemente al vendedor que lo atiende. Para colmo de males, no le responde y ya no hay nadie en la oficina del proveedor que pueda atenderlo y debe conformarse con llamar hasta el miércoles. Al día siguiente que localiza a su vendedor, éste no sabe qué sucedió (en su empresa tampoco se avisan nada) y debe preguntar. Después de una media hora le devuelve la llamada al comprador para decirle que el pedido está detenido por falta de pago de $30 mil dólares y que son políticas de la empresa y no puede hacer nada al respecto. Cuando, el comprador visita a la gente de tesorería para decirle del problema que tienen, él menciona que no pudo pagar por falta de recursos (debido a que las sucursales no habían enviado los comprobantes de las ventas con tarjeta de crédito para que el banco las depositara, o porque no han enviado a depósito el efectivo de las ventas de la semana). Es otro ejemplo de mal servicio interno adicional. Al comprador tal vez no le importe la razón, pero le dice que necesitan resolverlo de inmediato, a lo que tesorería promete pagar al día siguiente (jueves) para resolver el problema en cuestión. El comprador habla con su vendedor y le informa lo mismo, por lo que responde: si pagan el jueves, podríamos surtirles el viernes el pedido. Sin más remedio, el comprador no puede hacer nada salvo esperar. El jueves se hace el pago, pero el viernes no pueden enviar el pedido al cliente, porque el proveedor ya había usado esos productos para surtir el requerimiento de otro cliente diferente que si estaba al corriente en sus pagos. Ahora prometen que el fin de semana fabricarán los pares solicitados y les entregarán el producto, el siguiente lunes o martes. De este modo, el primer fin de semana de compras por regreso a clases, los consumidores (padres de familia) no encontrarán zapatos adecuados en sus establecimientos. ¿Perderá algunas ventas por no tener producto? ¿Cuántos clientes se irán a otras zapaterías a comprarlos? Tal vez algunos lo esperen una semana, pero seguro que no todos. Si ese fin de semana perdió el 20 % de las ventas estimadas, ¿le daría un dolor de cabeza? Perder ventas por 4 mil pares, seguro lo haría con muchos de nosotros. AUMENTO DE LOS COSTOS. Hemos podido atestiguar que – en bastantes ocasiones – los empresarios o ejecutivos decidimos hacer algo más para no perder la venta con el cliente externo (o para no perder al cliente)- incurrimos en costos no presupuestados y que afectan la rentabilidad de la organización. Aumentar sus costos o disminuir las utilidades planeadas en el mes, trimestre o el año entero, seguro le quitan el sueño a más de un ejecutivo o empresario. ¿A usted no? Puede sonar drástico tomar esta decisión, pero tal vez es más caro perder la venta o al cliente, de modo que preferimos invertir en evitarlo a toda costa. Me parece que – en estas condiciones – es una decisión sensata, pero debo enfatizar que no debería ocurrir si el servicio a los clientes internos fuera eficiente. Repasemos este problema con los mismos ejemplos que usamos en el punto anterior: A ) En el caso del restaurante, tal vez usted prefiere evitar perder la venta de la comida actual y – si el cliente puede esperar – la vuelve a preparar. Sin embargo, a veces puede generarnos un costo adicional ya que requerimos un nuevo pedazo de carne, nueva guarnición (el platillo anterior lo tiran a la basura o simplemente ya no lo pueden vender a otro comensal). ¿Si en lugar de ganarle el 40% al platillo, le gana sólo el 10% estaría contento como dueño? Ahora imaginemos que no puede esperar el cliente y le ofrecemos otro platillo más rápido de preparar para que pueda comer sin llegar tarde al trabajo. Pero para resarcir el fallo, le ofrece al cliente el postre sin costo o un 20% de descuento en la cuenta total de su factura. ¿Estaría contento? Sigo pensando que es mejor hacer esto y no perder la venta o el cliente, pero sin duda debo enfatizar que nos repercutirá en costos y es algo que nos preocupa mucho a los empresarios. Hacerlo una vez al mes o a la semana, tal vez no le daría dolor de cabeza; pero en una empresa en la que no hemos creado una cultura de servicio al cliente interno esto puede suceder varias veces en un día. ¿Así si le preocuparía? Le aseguro que será más barato mejorar el servicio interno que seguir incurriendo en tantos gastos para no perder a los clientes. Además, no olvide que hay clientes que pueden decidir no perdonar su falla, aunque usted tenga intenciones de resarcir la situación; de modo que sigue corriendo el riesgo de perder a algunos clientes. ¿Ya lo convencí de que es importante o todavía no? B) En el caso de la fábrica de insumos para la industria automotriz, tal vez usted decida pagar horas extras a su personal de producción para tener cuánto antes el producto, lo que sin duda le evitará perder una parte de la venta, pero seguro aumentará de forma importante sus costos de fabricación. ¿Le preocupan? O quizá, pague usted un envío por avión o uno más costoso para agilizar que le llegue la materia prima (algo que no sería necesario si hubiera pedido el insumo a tiempo), lo que sin duda aumentaría sus gastos. Por último, tal vez usted podría decidir pagar un transporte más caro para que le llegara el producto a tiempo a su cliente, derivado del retraso en la fabricación. ¿Los costos de distribución también son importantes? Insisto, es mejor cualquiera de estos costos, en vez de perder ventas o clientes, pero seguro que si son muchos los casos en que se presentan estos problemas, va a llegar un momento en que los costos le harán pasar un mal día o un mal mes. ¿Le parece que es hora de hacer algo? C ) Y en nuestro último ejemplo de las zapaterías, ¿usted sería capaz de pagar un flete más caro para que lleguen antes los productos solicitados? ¿Sería capaz de pedir dinero prestado al banco para pagar a tiempo al proveedor y evitar que retrasen su entrega? Aunque le cobraran los intereses o comisiones por el préstamo, seguro algunos empresarios lo harían. ¿Podría pedir a otro proveedor los pares solicitados, aunque le salgan más caros por la urgencia? ¿Aunque no sean los modelos que más se venden o que más utilidad le dejan? Seguro será mejor perder la venta de 1 mil o 2 mil pares, que perder la venta de 4 mil, o será mejor no perder ninguna venta (lograr vender los 4 mil pares ese fin de semana), aunque gane un 20% menos de utilidad por par. ¿Está de acuerdo conmigo? Podría seguir todo el día platicando ejemplos de cualquier cantidad de casos que atestiguamos durante el estudio de este tema, pero creo que no hace más falta. Me gustaría terminar compartiendo unos datos aterradores obtenidos en nuestro estudio sobre la calidad en el servicio al cliente interno (se analizaron 115 mil transacciones de servicio interno durante un año):
¿Ya lo convencí por fin de que tiene que hacer algo urgente? No tarde demasiado, porque cada vez será más difícil y costoso resolverlo. Si no lo he convencido, en futuros posts hablaremos de los 5 problemas faltantes. ![]() Como vimos en posts anteriores sobre este tema, pese a que nuestros colaboradores dispongan de una excelente actitud de servicio, pueden no siempre dejar satisfechos a los clientes que atienden. Las circunstancias que hemos visto que afectan el desempeño son (ya abordamos las primeras dos en posts previos):
El tercer caso en que el colaborador no puede mostrar al cliente la actitud de servicio que sí tiene, es en el momento en que debe atender consumidores y no está capacitado adecuadamente para hacerlo de la forma correcta. Los clientes siempre piensan que el personal que los atiende ya tiene todo lo necesario para buscar su satisfacción, por lo que no pueden notar que les falta inducción o capacitación, sino actitud. Aunque podemos asegurar que el cliente ignora si el personal es de recién ingreso o no, pero percibe lo que hace o intenta llevar a cabo. En su perspectiva, el cliente asume que los colaboradores conocen perfectamente los productos/servicios que manejan, las políticas, procesos, los sistemas e incluso que cuentan con conocimientos para atender mejor a cada uno de los consumidores. Por esa razón, cuando no reciben el apoyo y sienten que no recibieron lo solicitado o que les hacen falta soluciones a las fallas, lo interpretan cómo algo que no quiso hacer, en vez de algo que no estaban entrenados o preparados a realizar. Durante este estudio pudimos observar muchos episodios en que los mismos colaboradores se sienten incómodos por las respuestas que no pueden dar a los clientes. Cuando ellos mencionan a los consumidores que no conocen el problema, qué no están al tanto del nuevo proceso o que deben verificarlo con alguien más, se sienten temerosos de la reacción del cliente y se sienten frustrados de no contar con la información necesaria. Ellos mismos reconocen que no es una buena idea o decisión de la organización pedirles que atiendan clientes sin la capacitación adecuada, pero aun así deben acatarla, aunque no estén de acuerdo. Los colaboradores, en estos casos, se encuentran en una complicación porque deben decidir entre ayudar al cliente o respetar las políticas de la empresa, sabiendo que cualquier decisión que tomen traerá alguna consecuencia negativa en su desempeño. ¿Cómo puede sentirse un trabajador que no tiene el conocimiento requerido para hacerlo correctamente, pero que igual se piden resultados exitosos? La capacitación es algo que – no solo mejora el desempeño de la persona en su trabajo – sino que le dará la información para lograr que sus clientes reciban el servicio que ustedes desean y que ellos merecen. No importa que tengan experiencia en el trabajo o no, tampoco si vienen de un competidor o una industria similar a la suya; si desea que su empresa brinde un mejor servicio que el de su competencia, requiere sin duda de empleados mejor entrenados. Una persona sin conocimientos suficientes, no puede mostrar la actitud de servicio adecuado a un cliente. Ejemplo: Imagine un cliente de negocios (una constructora de casas), que compra por primera vez tubería de cemento para agua potable en un proyecto residencial en la ciudad de León, Guanajuato. El cliente había hecho 7 días antes un pedido por más de 100 metros lineales de tubería de 5 pulgadas (diámetro del ancho) para iniciar la construcción del complejo. El día que llama el cliente constructor (Sergio) lo atiende una persona (Ángel) que apenas un día antes (lunes) había comenzado a trabajar en la empresa que vende la tubería. Sin ánimo de hacer más larga la historia de lo que deba ser, sólo le contaré que no le habían dado inducción alguna porque ya tenía experiencia atendiendo clientes en la industria ferretera y consideraron que no sería necesaria. Ángel inició a atender llamadas de clientes desde el primer día debido a que sufrían falta de personal, y – de acuerdo a la opinión de varios directivos de la empresa -era la única forma de asegurar la calidad de servicio adecuada para sus clientes. El martes (segundo día de trabajo) Ángel recibió la llamada del cliente Sergio que preguntaba el tiempo de entrega de la tubería que ya había solicitado una semana antes. Ángel – que poseía una sobresaliente actitud de servicio según el director comercial que había aprobado su contratación – tomó los datos del cliente y le comentó que necesitaba revisar con sus compañeros de la planta de fabricación para poder darle una respuesta adecuada. El cliente Sergio estuvo de acuerdo en que Ángel investigara y le devolviera la llamada. La promesa fue hacerlo en 30 minutos. Ángel llamó al jefe de planta (ingeniero Rodríguez) para saber el estatus del pedido de tubería del cliente, la respuesta que le dieron fue: “Los 100 metros lineales ya se fabricaron el día de ayer.” Lo escuchado pareció agradarle y se dispuso a devolver la llamada al cliente. Llamó inmediatamente al cliente Sergio y le informó que ya estaba lista la tubería: “¿Cuándo le gustaría que se la envíe de Monterrey a León?”, y respondió que deseaba recibirla el sábado de esa misma semana. Ángel aceptó la solicitud del cliente, y realizó el mismo martes la solicitud interna (correo electrónico) al área de distribución en la planta de manufactura para programar el envío el viernes en la tarde/noche. Parecía que Ángel había realizado un gran trabajo y el cliente estaba muy satisfecho con su atención (cuando fue encuestado para tal efecto después de esta transacción). Sin embargo, el lunes de la siguiente semana a la hora en que llegó a laborar Ángel, había varios mensajes en la grabadora de su extensión dejados por el cliente Sergio que estaba muy molesto porque estuvieron esperando el sábado la llegada de la tubería y sólo perdieron el tiempo. Se quejó fuertemente del costo del día que tuvo que pagar a la gente que esperaba, además de la renta de la grúa durante todo el día. Gritaba diciendo que había sido muy caro el retraso en la entrega y exigía una explicación, pero sobre todo una solución inmediata. Ángel no entendía la situación tras finalizar de escuchar los mensajes de enojo del cliente, y decidió llamar a sus compañeros del área de distribución (ubicadas en otra ciudad) para preguntar lo mismo que Sergio. Su compañero Alejandro de distribución le informó que no era posible enviar la tubería el viernes porque aún no estaba lista para hacerlo. “¿Cómo que no está lista si el jefe de producción me informó el martes que ya se había fabricado completa el lunes pasado?” preguntó Ángel. Alejandro, le respondió que ya había sido fabricada en efecto, pero que el proceso de fraguado (secado y endurecimiento del cemento) para esta tubería requería que la tuviera sumergida en agua durante 21 días y aún le faltaban muchos días para estar disponible para entrega. “¿Acaso no lo sabías compañero?”. Ángel se puso pálido con la respuesta, supongo que imaginando que la llamada con el cliente no sería nada sencilla. Tenía toda la razón por supuesto. Cuando llamó al cliente, le dio la explicación recibida y le informó que aún faltarían 2 semanas más para poder enviarla a su obra, Sergio respondió de forma agresiva y hostil haciendo muchas referencias a los altos costos que le generaría detener tanto tiempo su obra. ¿Usted estaría molesto por estos costos? Sergio escuchó a Ángel decir que era nuevo en el trabajo, que no le habían dado inducción alguna y por eso no sabía esta situación. “Le pido mil disculpas por la situación y el inconveniente” dijo Ángel. Sergio dijo que sus disculpas no le servían en absoluto y colgó el teléfono. Fue su primera y única compra con la empresa fabricante de tubería de cemento. ¿Le parece una decisión muy radical? Cuando lo entrevistamos – para efectos de este estudio – el cliente expresó su malestar, aseguró que el servicio fue muy deficiente y culpó totalmente a Ángel del mismo. “No creo que una empresa extranjera, grande y seria contrate a alguien sin capacitarlo antes. No le importó mi necesidad y se le hizo fácil engañarme. Diría que no tiene la actitud de servicio necesaria y prefirió mentirme para deshacerse de mí en ese momento” Así de preciso fue su juicio y comentario; ésa era su percepción. ¿Usted cree que -realmente- era un problema de actitud de servicio? La mayoría de los consumidores al recibir el mal servicio, no piensan que le faltaba conocimiento a la persona que los atendía, sino que no fue su deseo atenderlo correctamente y su actitud fue escasa. Si el personal no está correctamente capacitado, sus clientes sólo percibirán mal servicio y falta de actitud. Encontramos casos adicionales como:
El cliente respondió en su encuesta que no se lo había querido vender el joven que lo atendió, le faltaba una gran dosis de actitud de servicio. El colaborador no había recibido inducción y no sabía que ese producto tenía varios nombres o denominaciones. Cuando el consumidor usó uno que el trabajador no conocía, preguntó a sus compañeros y como no sabían tampoco, lo buscó en el catálogo de productos en la computadora y no existía con ese nombre. Pensó que no manejaban el producto. “¿Qué más podía hacer?. No tenía más opciones”
El cliente dijo que buscaba un libro en dicha sucursal del negocio, y al no haber les pidió que revisaran en qué sucursal si contaban con el ejemplar. Patricia, la persona que lo atendió tenía 6 meses trabajando ahí, pero decía que jamás le habían enseñado que podía hacer eso y se negó porque no sabía llevarlo a cabo, ni su compañero que trabajaba ese día con ella ( y tenía más tiempo trabajando). El consumidor mencionó que, en la sucursal cercana a su domicilio, han hecho eso varias veces para evitarle que deba acudir a muchas sucursales sin encontrarlo. Incluso mencionó que han conseguido libros para él pidiéndolos a otras sucursales. Su comentario fue: “No tienen ganas de atender al cliente, no quieren trabajar ni esforzarse un poco. Qué falta de actitud de servicio comparada con sus compañeros de la otra sucursal”.
El colaborador era de nuevo ingreso y sólo se le había indicado que las pizzas se podían elaborar de las especialidades (ingredientes) incluidas en el menú. Cuando el cliente pidió una pizza especial con los 3 ingredientes de su elección le dijo que no era posible. El cliente comentó en su encuesta que lo querían obligar a ordenar algo que no quería, que no tenía ni una pizca de actitud. Remató diciendo que era increíble que contrataran a alguien así, si nunca antes había tenido problemas. ¿Sigue pensando que con sólo actitud de servicio es suficiente? Para realizar cualquier trabajo, siempre se puede aprender mucho más para hacerlo mejor. ¿Por qué entonces creemos que para lograr clientes satisfechos no es necesaria? Si retener a los clientes es la prioridad de cualquier empresa, ¿a quién se le ocurre que no se puede dar un mejor servicio todavía? Siempre se puede dar un mejor servicio, pero la gente necesita capacitación para lograrlo. Sólo para cerrar el tema, le comparto esta gráfica que muestra un dato aterrador: Únicamente el 5 % de los clientes atendidos por el personal de este estudio, percibieron que estaban debidamente capacitados para su satisfacción. Si los clientes perciben que el 95% de su personal no está capacitado correctamente para atenderlos de forma eficaz, ¿podrá dejarlos satisfechos? ¿Querrán volver a comprar en su negocio? No olvide, por último, que -como en los ejemplos que le mencioné- el cliente no se da cuenta que quién lo atendió no tenía el conocimiento necesario para hacerlo adecuadamente y lograr su satisfacción. Sólo piensa que era cuestión de disposición o actitud. Los clientes pueden perdonar que su personal no sepa algo, pero jamás perdonará que no quieran ayudarlo. ¿Verdad que es grave que piensen que les falta actitud cuándo solo requieren tener más información? En post futuros, veremos las circunstancias restantes. |
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Especialista en Servicio al Cliente con 25 años de experiencia. Autor de varios libros. Archivos
Enero 2021
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